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¿Por qué educar en el cuidado de los recursos?

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El proyecto 50/50 nace de una pregunta: ¿Cómo podemos sumar y responder al momento actual, social y eclesial de cuidado del planeta? ¿Qué podemos hacer como institución educativa? ¿Cómo ayudar a nuestros alumnos a generar nuevos hábitos para sumar y transformar desde ya la realidad?

En el curso 2019/2020 quisimos abrir la puerta como Fundación, a través del objetivo general, a un cambio de mirada. Quisimos proponer un proyecto, una metodología, un fin como institución y como escuela, donde la comunidad educativa, al completo, protagonizáramos cambios que visibilizaran iniciativa, compromiso y transformación.

El proyecto 50/50 pone a los alumnos en el centro para que la transformación se haga extensible a los hogares, al futuro de sus decisiones. Para despertar en cada uno una respuesta personal al ¿qué puedes hacer tú?

Una respuesta como Iglesia

De este modo, respondemos a la llamada de la Iglesia en la Laudato Si, acercándonos a la realidad del Reino de Dios, entendiendo que el mundo tiene mucho más de creación global que de realidades ajenas. Y que todos tenemos responsabilidad en la Casa Común que disfrutamos. 

Lo que nos dice el papa Francisco en su segunda encíclica es que tenemos un desafío urgente porque nuestra Casa Común se está deteriorando a un ritmo vertiginoso. Se nos invita a tomar conciencia de lo que está pasando, a situarnos desde nuestra fe y a la luz del Evangelio entender que la tierra no es nuestra, sino un regalo de Dios. Desde ahí, se propone encontrar la raíz humana del problema, analizar el mundo desde otra perspectiva y ponernos en marcha para transformar el futuro compartido por todos.  

¿Cuál es el mensaje de la Laudato Si?

Te acompañamos en un recorrido por los seis capítulos de la encíclica con diversos materiales que profundizan en su contenido. Una completa exposición trabajada por nuestro equipo Pedagógico-Pastoral que lanza preguntas que no dejan indiferente.

Una respuesta desde el carisma

El punto de partida del proyecto y la familia a la que pertenecemos es la experiencia carismática de Marcelo Spínola y Celia Méndez: la experiencia del amor personal de Jesucristo que centró y dinamizó sus vidas.  

Esta experiencia de Jesucristo y de su Evangelio nos hace tener una cosmovisión de la realidad en la que entendemos el mundo y el ser humano de una determinada manera. 

Esta forma de ver al mundo y al otro es lo que marca nuestra relación con el entorno y con las personas que nos rodean. Desde ahí lanzamos una respuesta a la situación de crisis actual que parte de nuestro origen y sentido.

Mundo

  • Creación
  • Casa de todos
  • Soñado por Dios como Reino en el que somos Hijos y Hermanos
  • Un Reino para todos
  • Un Reino que sostiene especialmente a los más pequeños y a los pobres

Ser humano

  • Persona
  • Criatura
  • Imagen de Dios
  • Don para el otro
  • Libre
  • Llamado (vocación)
  • Trascendente

¿Y cuál es el sentido?

El proyecto 50/50 es una iniciativa enmarcada en la línea de educación para el cuidado de la energía y los recursos que como Iglesia y como familia Spínola nos conecta con tres objetivos de compromiso:

Cuidado

Cuidado

• La experiencia de cuidado de la creación, la vida toda, como don, como regalo de Dios.
• Desarrollo de autoconocimiento y autocuidado personal, de nuestra clase, colegio, familia…

Ecodependencia

Ecodependencia

• Valorar que los seres humanos somos naturaleza y no podemos vivir al margen de ella.
• Comprender los límites del crecimiento y del consumo en un planeta finito.
• Encontrar la relación entre nuestros hábitos de vida, el cuidado de la naturaleza y la vida de las personas.

Justicia

Justicia

• Ponerse en la piel de personas vulnerables para comprenderlas.
• Despertar el deseo de compromiso al mirar al otro.

¿Cómo es el acceso a la energía en el mundo?

Nos hacemos esta pregunta para abrir la mirada más allá de nuestras fronteras. Así descubrimos estos reveladores testimonios procedentes de las Escuelas Sagrado Corazón de Alto Luena, y Santa Teresa en Luanda, ambas en Angola, y la Escuela Las cumbres de Portoviejo, Ecuador.

Los tres son centros de las Esclavas del Divino Corazón a los que nos sentimos unidos como familia Spínola.

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