El valor de ser universitario
Hablaba con Paula y me contaba las dificultades que había tenido para poder estudiar medicina. Desde niña quiere ser médico, y es tal la demanda, que no hay plazas suficientes en España para todos los que quieren. Me comentaba que algunas amigas suyas se habían ido a Rumanía y a Polonia a estudiar allí primero. Le dije: «Y seguro que habrá alguno que esté sin dar golpe» -esta fue la expresión que usé-. Ella me lo confirmó indignada.
¡Cuánta cosa!, pensé para mí. Cuántas ganas de ser universitario y cuánto riesgo de no vivir a tope esos años.
Ser universitario es de las experiencias más interesantes que una persona puede tener. Ser universitario es la oportunidad de agrandar la mente y el mundo del conocimiento.
Tiene que ver con aprender, con relacionarse, con incrementar el sentido crítico, con la confrontación intelectual, con la pregunta sobre el sentido de muchas cosas, con la admiración ante la comprensión de la naturaleza, con el asombro ante los avances científicos, con los interrogantes éticos sobre la aplicación técnica de los logros científicos. Tiene que ver con una lectura humanista e inteligente de los acontecimientos, tiene que ver con la reflexión sobre la riqueza de la persona y su vulnerabilidad. Ser universitario es una oportunidad que muy pocos tienen, y digo esto no sea que se nos olvide que Europa no es el mundo.
Habrá también Erasmus y Masters y capeas y salir-entrar y conciertos y viajes y… Pero nada de esto nos hará olvidar que ser universitario -etapa entre los diecinueve y ventitres años- es una ocasión de contestarme, una vez más, no solo qué quiero hacer sino qué tipo de persona quiero ser.